Thursday, April 5, 2012

Año petrarquista

El año cuyo 6 de abril cae en Viernes Santo debería ser considerado año petrarquista. El 6 de abril de 1327, Viernes Santo, Francesco Petrarca cuenta que vio por vez primera, en la iglesa de Santa Clara de Aviñón, a la mujer a la que llamó Laura. "Si este era su nombre", escribe Ángel Crespo, "es algo que no podemos saber. Sí es seguro, en cambio, que la inspiradora del Cancionero no es un ente de ficción". A aquel día Petrarca le dedica su soneto III:
Fue el día en que del sol palidecieron
los rayos, de su autor compadecido,
cuando, hallándome yo desprevenido,
vuestros ojos, señora, me prendieron.

En tal tiempo, los míos no entendieron
defenderse de Amor: que protegido
me juzgaba; y mi pena y mi gemido
principio en el común dolor tuvieron.

Amor me halló del todo desarmado
y abierto al corazón encontró el paso
de mis ojos, del llanto puerta y barco,

pero, a mi parecer, no quedó honrado
hiriéndome la flecha en aquel caso
y a vos, armada, no mostrando el arco.
Según las notas de Crespo al pie de su traducción: Cristo es el autor del sol, y este está compadecido por su muerte en Viernes Santo; el común dolor es el de los cristianos en este día; barco está en su acepción de "barranco profundo". La otra traducción que tengo es la de Jacobo Cortines, que copio después del original:
Era il giorno ch'al sol si scoloraro
per la pietà del suo factore i rai,
quando i' fui preso, et non me ne guardai,
ché i be' vostr'occhi, donna, mi legaro.

Tempo non me parea da far riparo
contra colpi d'Amor: però m'andai
secur, senza sospetto; onde i miei guai
nel commune dolor s'incominciaro.

Trovommi Amor del tutto disarmato
et aperta la via per gli occhi al core,
che di lagrime son fatti uscio et varco:

però al mio parer non li fu honore
ferir me de saetta in quello stato,
e voi armata non mostrar pur l'arco.


* * *

Era el día en que al sol se le nublaron
por la piedad de su hacedor los rayos,
cuando fui prisionero sin guardarme,
pues me ataron, señora, vuestros ojos.

No creí que fuera tiempo de reparos
contra golpes de Amor, por ello andaba
seguro y sin sospecha; así mis penas
en el dolor común se originaron.

Hallóme Amor del todo desarmado,
con vía libre al pecho por los ojos,
que de llorar se han vuelto puerta y paso;

pero, a mi parecer, no puede honrarle
herirme en ese estado con el dardo,
y a vos armada el arco ni mostraros.
El Viernes Santo de aquel año en realidad resulta que cayó en 10. Pero nos quedamos con la fecha petrarquista, con la falsa.

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